domingo, 23 de enero de 2011

Comentario

"En una farola"


Sólo contaba siete años. Su pequeño cuerpo ya había conocido el dolor en demasiadas ocasiones. En su rubio y largo pelo rizado se encendía toda la soledad y amargura de alguien que es querido. Se le nota en los ojos que no quiere llorar, que ni lágrimas le quedan que mojen sus pálidas mejillas. Le pregunté ¿Cómo te llamas? No contesta, esconde la voz al tiempo que se recoge como un ovillo contra el muro. Calla y mira. Es como si el reloj de su tiempo se hubiera parado en el día en que vio la luz por primera vez. Nadie podría aventurar como se quebraría su frágil vida.
Hoy, viéndola sola, acurrucada y temblando de frío o quizá de miedo sólo quiere dormir. Dormir y ocultar las marcas de la piel que resaltan bajo la tenue luz de la farola. No me quedó otro remedio que cogerla en mis brazos y acurrucarla contra mi pecho para que dejase de tiritar.


                                                                                                       Dolores Calatayud.

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